EL MODELO SALUTOGÉNICO, LA CLAVE PARA MANTENER NUESTRA SALUD
La mayoría de las personas no acuden al médico hasta que sienten dolor y malestar en su cuerpo, cuando su salud ya está en juego. No saben que podemos evitar el sufrimiento y deterioro del organismo con acciones específicas de prevención.
El modelo salutogénico se centra en ello.
Modelo salutogénico y prevención
El modelo salutogénico está basado en los estudios que realizó Aaron Antonovsky en las mujeres sobrevivientes de los campos de concentración.
Ellas, a pesar de haber sufrido condiciones extremas de estrés y sufrimiento, fueron capaces de reponerse y mejorar.
El sociólogo detectó que existen dos componentes básicos para lograr esa recuperación: los recursos y el sentido de coherencia.
¿Cómo influye el modelo salutogénico para el mantenimiento de la salud?
Los recursos de recuperación van ligados a las condiciones o características que poseemos las personas o los podemos encontrar en el ambiente; pueden ser conocimientos, dinero, ropa, alimentos, inteligencia, etc.
Nosotros deberíamos identificarlos para después hacer uso de ellos de la mejor manera.
El uso adecuado y enfocado de estos recursos ayuda a crear el sentido de coherencia del individuo, es decir, la orientación que tiene hacia la vida, un sentimiento de confianza en creer que todo mejorará e irá bien.
Algunos investigadores lo definen como una estrategia para afrontar el estrés, para resolver problemas o superar eventos trágicos.
Esto explicaría la salud y bienestar que algunas personas logran, y que les permiten alcanzar una mayor calidad de vida.
Pensamiento positivo, salud positiva
Hemos de recalcar que la salud está relacionada con factores psicosociales y físicos, que pueden favorecer el bienestar de las personas y la reducción del dolor.
Entre los factores saludables se encuentran los siguientes:
- La satisfacción personal
- Las acciones altruistas
- El reconocimiento del autocontrol
- La capacidad para resolver problemas
- La autonomía
- Las relaciones interpersonales valiosas
Los pensamientos positivos dan lugar a emociones saludables (autoestima, seguridad, orgullo, amor, plenitud, etc.) y, al final, van construyendo los pilares de una salud positiva.
Prevención y salud
El modelo salutogénico propone dotar a las personas de conocimientos y herramientas que les permitan aprovechar sus propios recursos, potenciar la calidad de vida y crear hábitos saludables.
Una de estas herramientas primordiales es la prevención.
Es un instrumento ventajoso para promover la salud.
Se enfoca en las comunidades e individuos para que tomen conciencia de la importancia de sus acciones positivas en la anticipación de un cuadro patológico.
“Es mejor prevenir que lamentar” reza la sabiduría popular y, en el caso de la salud, es totalmente cierto.
Cada persona, mediante el uso de los recursos disponibles, puede evitar las condiciones que desembocan en un padecimiento físico o mental.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Son las condiciones que debemos vigilar todos los días o con la frecuencia recomendada.
Podemos adoptar las siguientes acciones y hábitos de prevención:
- Llevar una buena alimentación.
- Hacer ejercicio.
- Hacernos análisis médicos para detectar la hipertensión, obesidad, niveles de glucosa, colesterol, triglicéridos o parásitos.
- Abandonar hábitos como fumar o beber bebidas alcohólicas.
- Desarrollar un sentido de coherencia encaminado al bienestar.
Según información de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades crónicas representan el 63 % de las defunciones anuales en todo el mundo.
Estas afectaciones se desarrollan de manera lenta y gradual, pero su tratamiento y corrección son posibles con la detección temprana.
Entre estas enfermedades se encuentran las siguientes:
- Enfermedades cardiovasculares como el síndrome metabólico, infarto agudo del miocardio o derrame cerebral.
- Enfermedades crónicas respiratorias como el asma.
- Diabetes.
- Enfermedades oncológicas como el cáncer.
¿Por qué esperar a presentar un cuadro grave o dolores agudos?
Podemos detectar la mayoría de las enfermedades con los diagnósticos oportunos.
Es más fácil prevenir y tiene menos costos asociados.
Tipos de prevención para mantener la salud
Existen tres niveles de prevención dependiendo del momento en que se detecta el estado de la enfermedad.
Prevención primaria
Tiene por objetivo evitar la aparición de la enfermedad a través del control de los factores de riesgo, por lo que se efectúa en individuos sanos.
Algunos ejemplos son las campañas de vacunación, de alimentación, el ejercicio físico o la reducción de los accidentes domésticos.
Prevención secundaria
Está enfocada a detener o atrasar el proceso de una enfermedad que ya presenta la persona.
Las acciones que comprende son la detección temprana, el diagnóstico y el tratamiento.
En esta fase, los tratamientos son más eficientes.
Un ejemplo de prevención secundaria son las campañas para detectar el cáncer.
Prevención terciaria
En este caso, la persona ya está enferma y la prevención se efectúa con el objeto de retardar o disminuir las secuelas y complicaciones de la afectación.
Se pretende mejorar la calidad de vida de la persona.
Ejemplos son la terapia de los niños con síndrome de Down o la rehabilitación posinfarto.
La fisioterapia como elemento clave de la prevención y la salud
Lo común es que asistamos a la clínica de fisioterapia cuando sufrimos una lesión o sentimos un dolor grave, pero en contadas situaciones la consideramos como una útil herramienta de prevención.
Claro que la fisioterapia tiene una importancia básica en el tratamiento de los pacientes lesionados, pero también tiene una competencia preventiva, pues es una rama sanitaria.
- Sirve para prevenir lesiones.
- Difunde correcciones posturales y estimula la condición física con ejercicios que eviten las lesiones musculoesqueléticas.
- Promueve la reeducación del cuerpo ante los movimientos repetitivos.
- Estimula el aprendizaje y la práctica de movimientos de rehabilitación para incrementar el tono muscular y la postura.
- Enseña a las personas cómo realizar las actividades habituales de manera que eviten las lesiones.
Fisioterapia en la tercera edad
En nuestros días, la mayoría de las personas desean envejecer de manera saludable. Para esto, la fisioterapia geriátrica tiene mucho que ofrecer.
Se dedica a trabajar con pacientes mayores de 65 años en la prevención de lesiones o en el mejoramiento de patologías relacionadas con la edad como la pérdida de la funcionalidad articular, el equilibrio o la masa muscular.
Las dolencias que se pueden presentar con la edad tienen solución.
En ocasiones, es suficiente un programa de ejercicios personalizados y supervisados por el fisioterapeuta.
Nos servirán para mantener mucho más tiempo nuestra autonomía e independencia con beneficios físicos y psicológicos.
Las premisas del modelo salutogénico tienen un potencial altamente beneficioso para la salud y para reducir el dolor;
introducirlo gradualmente, así como incluir métodos de prevención como la fisioterapia harán que tengamos un mejor estado de salud a lo largo de nuestra vida.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!