ENVEJECER EN CASA: ¿CÓMO HAY QUE ADAPTAR LA VIVIENDA?
Las personas mayores experimentan, en mayor o menor medida, dificultades de movilidad en su vivienda asociadas a los rigores de la edad.
Estas complicaciones se hacen notorias también dentro de su casa.
No en vano, se trata del espacio en el que más horas pasan a lo largo del día.
En el marco del envejecimiento activo que deseamos para todos nuestros mayores, resulta fundamental acondicionar sus hogares para que no se produzcan accidentes relacionados con sus crecientes problemas de movilidad.
A continuación, repasamos cómo tenemos que abordar la adaptación de su casa para que esta sea realmente efectiva.
Las claves de una vivienda adaptada a la tercera edad
En primer lugar, hemos de tener en cuenta que, cuando de adaptar una vivienda a la movilidad reducida se trata, no debemos esperar a que se haya producido el accidente. A estas edades, sus consecuencias pueden llegar a ser incluso irreversibles.
Por consiguiente, el proceso de adaptación de la vivienda debe ser progresivo. Aparte de para evitar las desgracias comentadas, será necesario para que, mentalmente, la persona mayor se vaya acostumbrando a las novedades que se están implantando.
Es importante que no se sienta traumatizado por la inclusión de demasiados cambios en un breve espacio de tiempo, puesto que podrían llegar a abrumarle. Aparte, por ejemplo, un ascensor, un salvaescaleras o una rampa no se pueden instalar de un día para otro.
Asimismo, tenemos que valorar que no solamente preparamos una vivienda adaptada al día a día de su morador principal. Esta también tiene que contar con los accesorios oportunos para los cuidadores.
Estos cuidadores pueden ser familiares o amigos, pero también profesionales, necesidades de los cuáles tenemos que tener presnetes para lograr los máximos beneficios del envejecimiento activo.
¿Cómo diseñamos una vivienda para envejecer?
Aunque cada estancia requiere unos procesos de adaptación, en función de sus usos y características distintas, hay algunas directrices que debemos tener claras cuando nos proponemos hacer la casa más segura para la persona mayor.
Lo primero que debemos recordar es que siempre tenemos que informarnos acerca de la naturaleza legal de las obras que queremos emprender.
Hay algunas de ellas, como la colocación de ciertas ayudas técnicas, que no comportan grandes dificultades ni molestias.
Por lo tanto, colocar un asidero o desplegar una alfombra antideslizante no va requerir ningún trámite especial, más allá de su montaje.
Sin embargo, cualquier actuación que afecte a las instalaciones compartidas con el vecindario va a implicar acuerdos en el marco de decisión de la comunidad de vecinos. En este aspecto, conviene recordar que la nueva Ley de Accesibilidad Universal favorece la eliminación de barreras arquitectónicas.
En este sentido, si, además de mayor, la persona con inconvenientes de movilidad, es discapacitada, va a tener más posibilidades de beneficiarse de las ayudas en materia de accesibilidad universal.
Las diferentes Administraciones Públicas conceden estas ayudas para combatir los obstáculos que se encuentran en las inmediaciones de las fincas donde habitan los mayores discapacitados y sus áreas comunes.
Pero hemos de poner en valor otras máximas para garantizar la seguridad de los espacios que habitan nuestros mayores. Por ejemplo, están de sobra diversos elementos que pueden provocar resbalones, como determinadas alfombras.
La adaptación de las habitaciones, por otro lado, no solo tiene que ver con las dificultades para andar por ellas. Las ayudas técnicas han sido diseñadas en función de las limitaciones que afectan al resto de sentidos.
Sin ir más lejos, por lo que respecta a la vista, se va a facilitar el uso del mando a distancia de la televisión con unos teclados más grandes y simplificados. Asimismo, los interruptores de la luz van a poder ser vistos en la oscuridad mediante sus coloraciones fosforescentes.
Una iluminación suficiente, tanto natural como artificial, se convierte, en consecuencia, en un requisito indispensable a la hora de asegurar unos pasos seguros entre las estancias. Se han revelado como especialmente útiles para garantizarlos los sensores de movimiento, que encienden las luces cuando se franquean determinados límites.
Los muebles han de ser elegidos basándonos en criterios de ergonomía y comodidad. Vale la pena, en esta línea, quitar elementos superfluos, pues pueden conllevar tropezones y cuesta más de limpiar una casa con una decoración recargada.
Pero tampoco debemos olvidar que no podemos convertir el hogar en un espacio aséptico. Así que sigue siendo importante que la persona mayor conserve fotos y recuerdos que hagan más llevadero su día a día.
Preparamos las habitaciones con la salud como prioridad
Por último, vamos a desgranar cómo puede ser diseñada para una vejez con salud cada una de las estancias principales del domicilio.
El cuarto de baño
El servicio es una de las habitaciones que más riesgos entrañan. De hecho, hasta un 46 % de los accidentes domésticos de nuestros mayores se producen mientras se llevan a cabo los cuidados higiénicos imprescindibles en ellos.
La premisa básica en el baño pasa por evitar las caídas. Por eso, las superficies propicias para ocasionar resbalones (como algunos suelos y alfombrillas) van a ser sustituidas por otras antideslizantes, como algún firme rugoso.
Aparte, podemos instalar agarradores en las paredes e incluso una silla para facilitar la limpieza dentro de la ducha. Los diferentes accesorios tienen que encontrarse en lugares fácilmente alcanzables.
El dormitorio
Es muy importante que se encuentre en la planta baja o el primer piso. La mesita de noche tiene que estar muy cerca de la cama y a su misma altura. Las camas eléctricas o articuladas se han revelado como muy interesantes para favorecer el descanso, las labores higiénicas y actividades como leer, comer o ver la televisión.
La cocina
Aparte de facilitar la preparación de los menús, es clave evitar las lesiones por quemaduras. Por eso, recomendamos la colocación de placas de inducción. Tiene que haber detectores tanto de las altas temperaturas de las superficies como de los escapes de gas.
La comodidad tiene que hacerse efectiva mediante las puertas correderas (también en los armarios y dispositivos de almacenamiento).
El salón, el alma de la vivienda
El confort ha de ser la seña de identidad del sofá y el teléfono inalámbrico ha de estar siempre cerca.
Se han de evitar los muebles que no tengan un uso definido y es bueno apostar por una buena entrada de luz natural e iluminación, que asegure un ambiente cálido pero bien iluminado.
En definitiva, las personas mayores van a disfrutar de una vejez más cómoda y segura si adaptamos su vivienda a sus condiciones de movilidad y características propias de la edad.
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